Juan era un niño muy travieso, pícaro,un rapazuelo de ocho años que un buen día se dedicó a sembrar una mata de Bolívares!!
Quería ser un hombre de negocios, se fué al solar con tres monedas en las manos a sembrar la mata que en el futuro le haría rico.
¿Nacen los bolívares?... el mismo se respondíó...claro que si nacen!!!
Sembró sus bolívares, en un lugar seguro, sólo Juan sabía , todos los días con un tarro de agua, regaba la planta que le traería su felicidad. Un secreto bien guardado para que nadie pudiera robarle sus frutos.
En su sueño inocente, Juan veía la mata de bolivares, grande y coposa como un mamón cargada de racimos brillantes por todos lados.
Apenas amanecía, Juan saltaba de la cama y corría al solar y después de cerciorarse que nadie lo había seguido se acercaba al sitio a ver si ya estaba apareciendo el retoño.
Como pasaban los días sin salir el retoño, Juan decidió remover la tierra para ver el estado de los bolívares que había sembrado, luego pensó....y si rompo los retoños? mejor era esperar otro poco.
El tiempo volaba y la planta no salía...era Domingo y el heladero con su campana invitaba a todos los niños del barrio a degustar un rico helado. Juan no tenía dinero...corrió al solar, metió las manecitas en la tierra con febríl agitación ..abrió un hoyo y otro hoyo , buscó aquí y mas alla y nada...sus maravillosas semillas habían desaparecido.
Pero el cuento sigue...veinte años después, Juan, convertido en todo un hombre de negocios llamó a su hermano Leo y le dijo:
Te acuerdas que una vez, sembré una mata de bolivares? he persistido en el tiempo, que la mata de bollivares si existe!
He cultivado el campo con tesón, he cultivado el cacao y cosecho bolivares todos los días.
Quería ser un hombre de negocios, se fué al solar con tres monedas en las manos a sembrar la mata que en el futuro le haría rico.
¿Nacen los bolívares?... el mismo se respondíó...claro que si nacen!!!
Sembró sus bolívares, en un lugar seguro, sólo Juan sabía , todos los días con un tarro de agua, regaba la planta que le traería su felicidad. Un secreto bien guardado para que nadie pudiera robarle sus frutos.
En su sueño inocente, Juan veía la mata de bolivares, grande y coposa como un mamón cargada de racimos brillantes por todos lados.
Apenas amanecía, Juan saltaba de la cama y corría al solar y después de cerciorarse que nadie lo había seguido se acercaba al sitio a ver si ya estaba apareciendo el retoño.
Como pasaban los días sin salir el retoño, Juan decidió remover la tierra para ver el estado de los bolívares que había sembrado, luego pensó....y si rompo los retoños? mejor era esperar otro poco.
El tiempo volaba y la planta no salía...era Domingo y el heladero con su campana invitaba a todos los niños del barrio a degustar un rico helado. Juan no tenía dinero...corrió al solar, metió las manecitas en la tierra con febríl agitación ..abrió un hoyo y otro hoyo , buscó aquí y mas alla y nada...sus maravillosas semillas habían desaparecido.
Pero el cuento sigue...veinte años después, Juan, convertido en todo un hombre de negocios llamó a su hermano Leo y le dijo:
Te acuerdas que una vez, sembré una mata de bolivares? he persistido en el tiempo, que la mata de bollivares si existe!
He cultivado el campo con tesón, he cultivado el cacao y cosecho bolivares todos los días.
La mata de bolívares con la que soñé en mi infancia, si existe.!!!Se siembra en todas partes. en los campos, en los trabajos honrados y se riega con el sudor de la frente y así crece próspera y rinden sus frutos.
L a mata de bolívares hermano...es el trabajo!!! Hoy los dos exitosos se rien de su infancia, aquella picardía de Leo que jamás le contó a su hermano Juan que el había comido helados con aquellas semillas!!!
L a mata de bolívares hermano...es el trabajo!!! Hoy los dos exitosos se rien de su infancia, aquella picardía de Leo que jamás le contó a su hermano Juan que el había comido helados con aquellas semillas!!!
1 comentario:
Excelente texto mi reina.
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